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Valió la pena

  • Foto del escritor: LaraYagia
    LaraYagia
  • 27 dic 2024
  • 4 Min. de lectura

Caminemos un rato por el baúl de los recuerdos. Es hora de que te dediques a revisar todos esos sucesos, aventuras y momentos en los que has hecho cosas que significaron mucho. Me refiero a las que valieron la pena, curiosa expresión ¿por qué algo es capaz de valer un mal? ¿será que nos dedicamos explícitamente a calcular como si la vida fuera una operación matemática? no sé, no me parece.

 

Pero empecemos. Primero necesito que te concentres, que hagas la paz con lo que te rodea y seas capaz de estar en un momento a solas con tu mente, especialmente con tu ego y conciencia. Ellos son muy importantes porque suelen pelearse y hacer cosas que a vece ni la pena valen.

 

Una vez te encuentres en calma podemos empezar. Imagina que eres un espíritu, como un gasparín pero menos infantil, y que tienes la capacidad de viajar por el mundo en el día o la noche. En esos viajes vas por los cielos, navegas bajo el agua y puedes estar en los sitios donde siempre quisiste porque nadie te ve. Aprovéchalo.

 

Ahora, en uno de esos viajes, vas a pasar por una ciudad, no tiene que ser alguna muy especial, incluso puede ser un pueblo, lo importante es que divises alguna casa. No busques mansiones ni viviendas paupérrimas, ve por algo del medio, o parecido a lo que te sea común.

 

Cuando veas la casa, probablemente tenga un tono azul o claro en la pintura de afuera con techo de tejas o machimbrado. Si la viste entonces traspasa su portón, o en algunos casos portal, y pasa a ver. Muy importante, HAZLO POR LA NOCHE cuando todos duerman, así evitarás sospechas.

 

Podrás distinguir los cuartos de los niños, padres y terceros, habitualmente por los colores. En este caso vamos a una actividad puntual así que no, no te distraigas. Enfoca tu mente en el baúl, ese de madera oscura donde se guardan los juguetes, acércate y ábrelo.

 

Mira en el fondo, pero no te dejes cegar por la luz, es muy brillante y puede aturdirte. Meticulosamente selecciona esos momentos en los que pusiste algo en sacrificio, riesgo o pena por otra cosa. Digamos que, por ejemplo, dejaste de estudiar para un examen por jugar una partida, o que no fuiste fiel por un momento con alguien, e incluso que, lo más común, te echaste un lujazo porque “te lo mereces”.

 

Al terminar de seleccionarlos por orden de importancia es necesario que los metas en la bolsa que trajimos, después de todo no pesan mucho pues, son solo recuerdos. Eso sí no los dejes expuestos al sol ni los mandes a algún lado porque si se iluminan con el sol o se mojan no sirve. Cerramos el baúl, como dice mi amiga, tuki, tuki y listo. Nos fuimos.

 

Es hora de volver, vuela conmigo por lo alto y veamos la tierra desde el espacio, sin dejar caer la bolsa, obvio. Qué lindo se ve todo, los mares y océanos, el mundo que circula mientras lo observamos, e incluso la inmensidad apabullante del vasto universo abstracto es impresionante. Una maravilla que dudo que comprendamos como se debe.

Pero bueno, fijemos curso desde acá al edificio blanco y feo de hormigón, el Manuel Núñez Tovar, ese hospital. Allí trae esa bolsa y se la daremos a los señores Rodríguez, Julio; Pérez, Javier; González, Enrique y Salazar, Luciano. Muy importante, espera que duerman.

 

Al dormirse podremos acercarles la bolsa y ver qué ofrecen. Rodríguez está a sus 85 años agonizando, algunos dirían que en las últimas, el cáncer ya se lo lleva. Pero veamos con tus recuerdos, pregúntale por los suyos y fíjate si valieron la pena.

 

Lo mismo con Pérez, al que atropellaron en la avenida y quedó en muerte cerebral, o al menos eso le diagnosticarán mañana. Aunque tiene apenas 22, te apuesto que hay varios que valieron la pena.

 

En el caso de González se salva, porque lo suyo es VIH, pero eso, en donde estamos no tiene mucha esperanza en el largo plazo, de todos modos ahí tienes un claro ejemplo de algo Que valió la pena, según él. Pero trata de no juzgar porque ajá, no nos corresponde dice San Pedro.

 

El último es Salazar, pero él también vive pues su problema fue la imprudencia, perdió o está por perder a su primera hija por haberse metido en un peo que no era suyo. Es decir, traduzco, un amigo tuvo un problema y le dieron un viaje al otro plano, él se metió y le devolvió el favor al otro, cuestión, no le hicieron nada a él sino a su hija y ahora, esperemos a ver si valió la pena.

 

Cuando finalices el ejercicio debes preguntarte de nuevo, como es obvio, si todo valió la pena en tu vida. Si crees que lo hizo pues te felicito, pero, si por el contrario, piensas que no, ¡UYUYUI! pues no pasa nada, ni que fuera tu conciencia o algo, total son vainas tuyas, ya verás qué hacer, jajaja salu2.


José Jesús Lara Yagia 08/05/2024

2:55 a.m.

Palermo, Buenos Aires.


 
 
 

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